Colegiata de Sant Pere d'Àger
Descripción arquitectónica
El conjunto del Castillo colegiata de Sant Pere de Àger está formado por una serie de edificios románicos y góticos de gran interés y carácter monumental, construidos entre los siglos XI y XVI. Los restos conservados más importantes corresponden a una iglesia de estilo románico lombardo con reformas góticas, una torre residencial y la torre mayor del castillo, creadas durante los siglos XI-XII, un claustro de estilo gótico internacional, una capilla gótica anexa a la iglesia y, finalmente, una sala capitular renacentista.
Gran parte de los edificios románicos fueron promovidos por Arnau Mir de Tost a partir de la segunda y definitiva conquista del valle de Àger el 1048.
Historia
La canónica fundada por Arnau Mir estuvo desvinculada de los obispados gracias a una exención episcopal por medio de dos bulas papales (1060 i 1065), de manera que el monasterio estuvo directamente sometido a la Santa Sede y se convirtió, pues, en canónica vere nullius. Arnau Mir y sus descendientes, que, a partir del siglo XII, ostentan el título de vizcondes de Àger, le hicieron grandes donaciones hasta el siglo XII, cuando alcanzó el número máximo de 38 parroquias y 16 anexos como señor jurisdiccional.
La canónica funcionó hasta que fue secularizada el 1592; después se convirtió colegiata i arciprestazgo. El 1851 el papa Pío IX anula las colegiatas y se produjo un interregno en el que, por decisión de los canónigos, Àger pasa a ser un arciprestazgo exento dependiente del obispado de Lleida. Conservó la jurisdicción exenta hasta el 1874, que se unió a la diócesis de Lleida.
Sus usos a lo largo del tiempo
El conjunto albergaba en sus inicios los dos estamentos feudales principales, repartidos en diferentes zonas del recinto: la torre mayor y dependencias anexas por la guarnición del conde y el donjon para el señor y su familia. Había una iglesia y dependencias anexas para los doce canónigos de la abadía, mientras que el castellano habitaba la torre del Reducto, fuera del recinto.
Los vizcondes utilizaron la residencia hasta el siglo XIV. A partir de la caída del Condado de Urgell, el conjunto quedó a manos de la canónica.
Finalmente, a partir del 1829 fue refortificado por Ros de Eroles y utilizado como fortín por las fuerzas carlinas del general Joan Castell, y, posteriormente, por las gubernamentales hasta finales del siglo XIX, en que el abandono fue definitivo.